Hígado graso: los síntomas silenciosos que advierten su aparición y cómo prevenirlo

El hígado graso, conocido médicamente como esteatosis hepática, es una afección en la cual se acumula grasa en el hígado. Aunque puede no presentar síntomas en sus etapas iniciales, es fundamental conocer los posibles indicios que pueden alertarnos sobre su presencia, diferenciando entre hígado graso alcohólico y no alcohólico, y cómo podemos prevenirlo y tratarlo si ya lo padecemos.
Hígado graso alcohólico vs. no alcohólico
El hígado graso alcohólico es causado por el consumo excesivo de alcohol. El alcohol se metaboliza en el hígado y su abuso puede llevar a la acumulación de grasa y a la inflamación hepática. Este tipo de hígado graso puede progresar a condiciones más graves como hepatitis alcohólica o cirrosis. Los síntomas específicos del hígado graso alcohólico incluyen dolor abdominal, fatiga severa, pérdida de peso involuntaria, hinchazón en las piernas y el abdomen, y coloración amarillenta de la piel y los ojos.
Por otro lado, el hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) no está relacionado con el consumo de alcohol. Suele estar asociado a factores como la obesidad, diabetes tipo 2, resistencia a la insulina y altos niveles de colesterol. Este tipo también puede progresar a esteatohepatitis no alcohólica (NASH), fibrosis y cirrosis.
Los síntomas específicos del hígado graso no alcohólico son similares, incluyen una sensación de fatiga constante, dolor o malestar en el abdomen, especialmente en el lado derecho, y manchas oscuras en la piel, particularmente en el cuello y las axilas.

Prevención
La prevención es clave y se basa en adoptar un estilo de vida saludable. Mantener un peso saludable es fundamental, ya que la pérdida de peso gradual y sostenida puede reducir la grasa hepática. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y evitando los alimentos procesados y ricos en grasas saturadas, puede ayudar significativamente. El ejercicio regular también es importante; realizar actividad física moderada al menos 30 minutos al día, cinco días a la semana, puede marcar una gran diferencia. Además, evitar el alcohol es esencial; si consumes alcohol, hacerlo con moderación es una medida preventiva importante.
¿Qué pasa si ya tienes diagnosticado hígado graso?
Si ya tienes diagnóstico de hígado graso, hay varios pasos que puedes seguir para tratarlo y mejorar tu salud hepática. La pérdida de peso es uno de los pasos más efectivos; la reducción del peso corporal, incluso un 5-10%, puede tener un impacto positivo significativo en la salud del hígado. Continuar con una dieta saludable, baja en azúcares y grasas saturadas, es importante. Incrementar la actividad física regular también es fundamental para el tratamiento. Gestionar adecuadamente condiciones asociadas como la diabetes, hipertensión y colesterol alto es vital.
En algunos casos, el médico puede recetar medicamentos para controlar factores de riesgo como la diabetes o los lípidos elevados. Para el hígado graso alcohólico, es necesario dejar de consumir alcohol por completo. Seguir las indicaciones del médico y realizarse chequeos periódicos para evaluar la evolución de la enfermedad es esencial para un manejo adecuado.
Adoptar hábitos de vida saludables es la mejor forma de prevenir y tratar esta afección. Si tienes alguna preocupación, no dudes en consultar a un profesional de la salud.